jueves, 5 de febrero de 2015

No quiero enseñarte volar, mucho menos a elegir un hogar para quedarte.Yo quiero conocerte, en una mañana de lunes cuando tu cama es el epicentro de tu pereza y la nostalgia de un nuevo día, una tarde de viernes con tus amigos y varias cervezas en la cabeza. Un domingo recostada en tu pecho viendo los programas que te gustan.

No me interesa ser la consentida de tus padres, mucho menos la charla preferida en la noche. Quiero dejarte huellas, tal vez rasguños en la espalda con caricias suaves por tu cara y besos sabor a chocolate en tu cuerpo. Un poco de recuerdos para cuando las horas sin mi sean un motivo verme. No seré lo mejor de tu vida, todo tiende a desaparecer y muy pocas cosas quedan, pero seamos un infinito que acaba cuando hablamos y nos tocamos de manera desinteresada
No es una hazaña de vida o muerte, es simplemente conocernos y dejar que todo pase.
                                  

Cuando nos conocimos, algo en el interior de ambos cambió y, fuera lo que fuera, hacía que nos necesitáramos el uno al otro. Por razones que desconocía, yo era su excepción, y, por mucho que hubiera intentado luchar contra mis sentimientos, él era la mía.” 

martes, 3 de febrero de 2015

Por supuesto que te haré daño. Por supuesto que me vas a hacer daño. Por supuesto que nos haremos daño. Pero esta es la condición misma de la existencia. Para llegar a ser primavera, significa aceptar el riesgo de ser invierno. Para llegar a ser presencia, significa aceptar el riesgo de ausencia.